666allardón

Contemplen esta imagen, esa mirada, sobre todo la ceja situada a la derecha de la imagen en conjunto con el ojo que tiene debajo. Esa boca, conteniendo seguramente una risotada, una sincera expresión de felicidad, una de esas risas que hielan la sangre. La expresión, las cejas, la mirada,... el rostro del mal en definitiva.

Pero, ¿qué hace nuestro hombre en la portada de una revista para gayers?, diría alguien que siga poco la política nacional. Efectivamente muchos fascistas old school se rasgan las vestiduras cada vez que Alberto hace algo de este tipo. Y es que él es capaz de todo, nada le detiene, nada, hace lo que sea por conseguir su objetivo final, que no se cual es, pero a lo largo de este escrito intentaré llegar a alguna conclusión. De momento de lo que estoy seguro es de que el alcalde de Madrid es una nueva raza de fascista, mejorada genéticamente por algún cientifico nazi, y creada cual criatura de Frankenstein tomando algo de un neocon, algo de un franquista clásico, algo de constructor cazurro, algo de charlatán de feria, algo del vecino del bloque que es majo y te saluda siempre en el ascensor con una sonrisa pero que te da mala espina y no sabes por qué, e incluso algo de político del PSOE. Todo ello mezclado da como resultado un monstruo al que el mismisimo Satanás teme, porque tarde o temprano se encontrarán en el infierno, que de existir es donde Albertito tiene que ir. Una vez allí, Él y sus amigos constructores, todos a una, recalificarán las calderas y construiran mil autopistas hacia el cielo...

Pero de momento Madrid es el desvelo de Alberto y sus amigos, que no hay que olvidarlos. Nuestro blog cuenta con miembros nacidos en la capital, algunos residentes allí en este momento. Yo estoy autodesterrado, y muy pocas razones me harían volver a residir allí, una ciudad que cada vez es menos la mia. No por mi situación personal, que también, es que no lo es físicamente. Durante el mandato de Alvarez del Manzano (este un facha de los de toda la vida, de los que ves venir), la ciudad empezó una lenta y dolorosa transformación, obra tras obra, que duró unos 15 años de zanja perpetua. Pero su sucesor, observador en la sombra de la presidencia de la Comunidad durante este periodo, al tomar el mando realizó una mejora del proceso, doblando la cantidad de obras en menor tiempo, aunque su tiempo no ha acabado, y parece que va a ser largo y doloroso.

Especialmente terrible es para mi su ensañamiento con la zona sur de la ciudad, la que siempre se ha llevado todo lo peor, la de la gente obrera de toda la vida, la del atleti. La barrera que siempre ha separado la zona sur del norte de los ricos (bueno, también hay barrios obreros en el norte, San Blas sin ir más lejos, pero son eso, barrios, no una zona entera) durante largos meses se hizo física. La famosa m-30 se convirtió en el set de rodaje de la cuarta entrega de mad max, o la de los transformers, eso pensaba yo cuando alguna vez un taxi me llevaba por allí cerca desde la estación de autobuses al hogar paterno. Qué emochonante hubiera sido ver dos grúas transformarse en robots y darse de piñazos. Pero no ocurria eso, solo había gente de otros paises trabajando entre 12 y 24 horas para que quedara acabado antes del día de los votos, o de Gallardón. Habría que institucionalizar ese día, porque, total, ¿para qué hacer elecciones?, Madrid es una dictadura, el sueño de un criminal megalómano que quiere concentrar en una sola ciudad suficientes esclavos para alimentar los negocios de sus amigos, y dejar el terreno abonado para que sus sucesores sigan dando de comer al monstruo. Una ciudad cada vez más polarizada, norte-sur, ricos-pobres, inmigrantes-españoles, fascistas-resistentes, etc. Una capital europea, una sede de Juegos Olímpicos, de acuerdo, pero no mi ciudad. Dentro de nada, nada será ni estará dónde lo recuerdo. Ni siquiera el Vicente Calderón te recibirá ya al bajar del centro al sur, ha caido bajo el empuje de la grúa de nuestro líder, Gallardón, el grande, el único, el político del futuro, un fascista con lo único que no se debería permitir tener a los fascistas porque ya los hace invencibles: inteligencia y frialdad.