viernes, 24 de agosto de 2007

el rey se hace mayor

Majestad,

En el día de su aniversario le escribo la presente con el fin de desearle que pase usted un feliz día en compañía de la corte desplazada a las Islas Baleares. Aprovecho la ocasión para la informarle de que la Reina se encuentra en perfecto estado de salud y de que sus dominios en el Reino de Granada se encuentran convenientemente atendidos por sus subditos. Que Dios le guarde a usted muchos años. Lo desea

La Reina



martes, 7 de agosto de 2007

te acuerdas?



Pues hoy, a falta de trabajo me he puesto a ver viejas fotos (bueno no tan viejas) y me ha gustado encontrar estas... qué buenos momentos (de drama inmobiliario en París) y que genial ver lo diferente que es esta ciudad ahora para mí... es que me encanta.

Le he enseñado a Laurent las fotos (antes le llamabamos Middle, qué cosas!) y se acordaba de tí, me ha preguntado todo de tí (si no fuese Middle sospecharía...) y como no sabía decir 'juzgado' y 'estadística' en francés le he dicho que trabajabas en un sex-shop, que a tí te funciona...

yo elijo


tanto jipi y tanto aloevero pa luego encontrarte esto en una plaza en las alpujarras

lunes, 6 de agosto de 2007

estacion metereologica



En cuanto he visto esta imágen me he acordado de Argider, se que no suele mirar el blog, pero espero que alguien le haga llegar esta información. Por que no me digais que, aunque rústica, parece eficaz.

jueves, 2 de agosto de 2007

soy de aragón, baby

Si llegas un 21 de julio a Sallent de Gállego, en pleno Valle de Tena, habiendo dejado casi 40ºC en Granada, Madrid y Zaragoza y aquí no llegamos ni a los 20ºC, quiere decir que hace frío. Primera misión del Master, Borja y Elena: encontrar al resto de la expedición porque tienen nuestra ropa de abrigo. Una vez que atravesamos todo el mogollón del festival con un Master of Puppets todo azogao por la presencia femenina cercana nos encontramos a Guille, Fernando, Alba y Pablo con todo el material desparramado por el suelo. Como nos da pereza empezar a ordenar... mejor nos tomamos una cervecita en el festival. Guille, Alba y Fer se van a dormir y nosotros prometemos que subiremos, cual Cenicienta, antes de la medianoche, con el frontal encendido para no perdernos y con sólo una copa de más. Menos mal que nos subió una pareja en coche porque el camino hasta la Sarra era largo y ya hacía rato que habían dado las doce. Sobre nuestras cabezas volaba un tirón de orejas del papa Guille.

La mañana nos recibió con algo de lluvia (cuatro gotas, literal), un señor refunfuñando porque habíamos dormido en la puerta de su bar (que se encontraba sospechosamente en primera línea de playa-río), un desayuno a plazos...


la disyuntiva de si nos llevábamos la cuerda o no...





...las botellas de ese refresco ideal llenas de pacharán y las mochilas que algunos (véase yo) intentaban que fuesen ligeritas, ligeritas y otros (véase Guille) parecía que iban a presentar al concurso "la carga de tu vida". Así partimos para el embalse de Respumoso, Respomuso, o yo qué sé como se llama.




La vista al llegar al Respumoso es espectacular. Hay que decir que esta era una expedición de sacar espinitas, pues cada uno tenía la suya particular. A saber, Guille el Balaitus que le tenía unas ganas tremendas; Pablo la Gran Facha porque la última vez que estuvo allí sacaron a su amigo en helicóptero; yo la Casa del Ingeniero, que es una casa en ruinas al lado de la presa de Respumoso donde hace ya bastantes años pasé la que creo ha sido la peor noche de mi vida en el monte. Me conformaba con tirarle un par de piedras para descargar mi ira contra ella, pero la busqué la busqué y no la encontré. Así que primera espinita que no salió.






El campamento base lo montamos en un lindo paraje al borde de un ibón (dícese en Aragón de los pequeños lagos pirenaicos) que en un principio creíamos que era el de Ranas y que llamaremos de Renacuajos porque estaba plagado de ellos, con unas vistas impresionantes sobre el circo de Respumoso y un confortable suelo mullidito lleno de montículos para que instalásemos nuestros chalets de pacotilla.





El primer asalto al refugio nos desveló que, a parte de tener que calzarte una chanclas bastante ridículas para entrar y de que todo era carísimo, la cocina no se puede utilizar -"abstenerse de usarla" lo decía bien clarito- ni por los que duermen en el refugio ni por los que veníamos de fuera. Pinkie y Winkie se hicieron la cena allí aun a riesgo de despertar a la fiera que tenía dentro el guarda, como bien pudo comprobar el Master por entrar con el chubasquero.






El ajedrez se convirtió en el mejor amigo del hombre ese día y el siguiente también porque la lluvia fuera y dentro de la tienda nos inclinó a posponer la primera jabatada hasta que mejorara el tiempo...


Bueno miento, cuando dejó de llover y se nos secó la ropa, la división de escaladores probó aventura a muchos metros de altura.




Guille lo hizo primero, justificando así el transporte de la cuerda...




y luego Borja que... Como no tenía bastante con subir y bajar, que era lo único que tenía que hacer, cuando ya se encontraba a sólo dos metros del suelo se llevó a su compañero Guillaume -sin que él se lo hubiera pedido- a un emocionante vuelo sin motor por encima del embalse de Respumoso, que terminó con los huesitos de éste chocando contra una pared demasiado dura para el gusto de su cadera.


Por fin el martes amanece soleado y las distintas secciones de la expedición partieron hacia sus destinos...

Pablo, Guille, Alba y Borja a coronar el Balaitus (3.144 m)...


el Master y yo a por la Gran Facha (3.005 m)...



y Fernando, lesionado el pobre, a cuidar el cortijo (otra espinita que añadir)


A mí el Master me abandonó en el collado (o lo abandoné yo a él para perderme por esos montes de Dios) así que subí sola a contemplar el mundo a mis pies.






En lo alto de la Gran Facha me encontré con una virgen (de las de rezar)...


...unas vistas acojonantes del Balaitus, que posteriormente sería conocido como El Invencible...



...y también del Middi d'Ossau o Boquita de Pez asomándose a contemplar el embalse de Respumoso.




Esto es un mojón, hito o montoncito de piedras que es importante no perder de vista para saber por donde va el camino.


Los detalles de la expedición balaitera se me pierden un poco por no haber estado presente pero lo que está claro es que a la espinita de Guille hay que sumarle la de Pablo, Borja y Alba porque no llegaron a la cima. Que lo cuente el que quiera.


Al caer la tarde volvimos al ibón de Renacuajos y cual sería nuestra sorpresa que nos lo encontramos lleno de tiendas. La especulación inmobiliaria había llegado a nuestra puerta y con ella un personaje curioso donde los haya: Gomaespumino. ¿Qué?... Gomaespumino... dícese de ese experimentado montañero de grandísimas gafas y gorra de visera ancha que ronda los cincuenta años y anda sobrado de batallitas -como dos piernas partidas en el Middi d'Ossau "pero no es un monte difícil"- que a falta de compañeros que le secunden en sus excursiones, se sube al monte con su hija quinceañera -que pasa un kilo de todo esto- para iniciarla en el mundo de dormir en suelo duro bajo un techo de tela y subir trepando por una pedrera para ver el mundo desde arriba. Nuestro querido amigo y vecino nos dio consejos, vino en una bota de cualidades magníficas, conversación de más, bautizó a Fernando como El Tranquilo por no haber venido con nosotros y lo acusó de haber estado toda la tarde sesteando mientras los demás nos dejábamos las rodillas por los montes de alrededor.





El miércoles El Tranquilo salió huyendo de Gomaespumino y de nosotros mismos con el buen propósito de asaltar un país extranjero. Nosotros nos fuimos para el valle de Llena Cantal con el propósito de asaltar el Tebarray que llevaba varios días comiendose la luna y ya le teníamos ganas.

Por el camino fuimos perdiendo a algunos miembros de la expedición...




Al Master en el ibón de Llena Cantal, donde también nos esperan todavía tres tabletas de chocolate derretido...




...y a Pablo en el collado de Tebarray porque las suelas casi lisas de sus botas no le daban mucha seguridad.



El Vignemale (3.298 m) y el Monte Perdido (3.355 m) nos observan y nosotros tan tranquilamente en lo alto del Tebarray (2.916 m)





Pero la jabatada del día no fue esta señores. La protagonizaron por este orden Pablo Weissmüller cruzando el ibón de Renacuajos a nado y su fiel escudero Master Correcaminos acudiendo veloz hasta la otra orilla con la toalla para que no se helara nuestro héroe. Prueba superada aunque algo de betadine terminó en el dedo gordo del pie del nadador.




El jueves fue día de recoger, de que un señor con pinta de troglodita (el de la foto) atacara a parte de nuestros amigos, de bajar a Sallent, de despedidas. Pablo, Alba y Guille tiraban para Madrid mientras el Master, Borja y yo nos tirábamos a la orilla del río en busca de una sombra donde echar una cabezadita para estar un poco descansados en el concierto de por la noche. Concierto donde el Master desató su furia fiestera invocando a los dioses de las musas egipcias que acudieron a rescatarnos de un sueño pirenaico a la orilla del embalse de Lanuza para que pudiéramos disfrutar de las melodías que salían de la garganta de Natasha y de los dedos de Doctor en todo su esplendor. Pero eso es otra historia.