el rey se hace mayor
Majestad,
La Reina
el parásito que llevas escribe de higos a brevas
Majestad,
La Reina
lo dijo elena a las 1:09 5 comentarios
Pues hoy, a falta de trabajo me he puesto a ver viejas fotos (bueno no tan viejas) y me ha gustado encontrar estas... qué buenos momentos (de drama inmobiliario en París) y que genial ver lo diferente que es esta ciudad ahora para mí... es que me encanta.
Le he enseñado a Laurent las fotos (antes le llamabamos Middle, qué cosas!) y se acordaba de tí, me ha preguntado todo de tí (si no fuese Middle sospecharía...) y como no sabía decir 'juzgado' y 'estadística' en francés le he dicho que trabajabas en un sex-shop, que a tí te funciona...
lo dijo susana a las 17:34 4 comentarios
En cuanto he visto esta imágen me he acordado de Argider, se que no suele mirar el blog, pero espero que alguien le haga llegar esta información. Por que no me digais que, aunque rústica, parece eficaz.
lo dijo susana a las 12:36 3 comentarios
La mañana nos recibió con algo de lluvia (cuatro gotas, literal), un señor refunfuñando porque habíamos dormido en la puerta de su bar (que se encontraba sospechosamente en primera línea de playa-río), un desayuno a plazos...
la disyuntiva de si nos llevábamos la cuerda o no...
El primer asalto al refugio nos desveló que, a parte de tener que calzarte una chanclas bastante ridículas para entrar y de que todo era carísimo, la cocina no se puede utilizar -"abstenerse de usarla" lo decía bien clarito- ni por los que duermen en el refugio ni por los que veníamos de fuera. Pinkie y Winkie se hicieron la cena allí aun a riesgo de despertar a la fiera que tenía dentro el guarda, como bien pudo comprobar el Master por entrar con el chubasquero.
Bueno miento, cuando dejó de llover y se nos secó la ropa, la división de escaladores probó aventura a muchos metros de altura.
Guille lo hizo primero, justificando así el transporte de la cuerda...
y luego Borja que... Como no tenía bastante con subir y bajar, que era lo único que tenía que hacer, cuando ya se encontraba a sólo dos metros del suelo se llevó a su compañero Guillaume -sin que él se lo hubiera pedido- a un emocionante vuelo sin motor por encima del embalse de Respumoso, que terminó con los huesitos de éste chocando contra una pared demasiado dura para el gusto de su cadera.
Por fin el martes amanece soleado y las distintas secciones de la expedición partieron hacia sus destinos...
Pablo, Guille, Alba y Borja a coronar el Balaitus (3.144 m)...
el Master y yo a por la Gran Facha (3.005 m)...
y Fernando, lesionado el pobre, a cuidar el cortijo (otra espinita que añadir)
A mí el Master me abandonó en el collado (o lo abandoné yo a él para perderme por esos montes de Dios) así que subí sola a contemplar el mundo a mis pies.
En lo alto de la Gran Facha me encontré con una virgen (de las de rezar)...
...unas vistas acojonantes del Balaitus, que posteriormente sería conocido como El Invencible...
Esto es un mojón, hito o montoncito de piedras que es importante no perder de vista para saber por donde va el camino.
Los detalles de la expedición balaitera se me pierden un poco por no haber estado presente pero lo que está claro es que a la espinita de Guille hay que sumarle la de Pablo, Borja y Alba porque no llegaron a la cima. Que lo cuente el que quiera.
Al caer la tarde volvimos al ibón de Renacuajos y cual sería nuestra sorpresa que nos lo encontramos lleno de tiendas. La especulación inmobiliaria había llegado a nuestra puerta y con ella un personaje curioso donde los haya: Gomaespumino. ¿Qué?... Gomaespumino... dícese de ese experimentado montañero de grandísimas gafas y gorra de visera ancha que ronda los cincuenta años y anda sobrado de batallitas -como dos piernas partidas en el Middi d'Ossau "pero no es un monte difícil"- que a falta de compañeros que le secunden en sus excursiones, se sube al monte con su hija quinceañera -que pasa un kilo de todo esto- para iniciarla en el mundo de dormir en suelo duro bajo un techo de tela y subir trepando por una pedrera para ver el mundo desde arriba. Nuestro querido amigo y vecino nos dio consejos, vino en una bota de cualidades magníficas, conversación de más, bautizó a Fernando como El Tranquilo por no haber venido con nosotros y lo acusó de haber estado toda la tarde sesteando mientras los demás nos dejábamos las rodillas por los montes de alrededor.
El miércoles El Tranquilo salió huyendo de Gomaespumino y de nosotros mismos con el buen propósito de asaltar un país extranjero. Nosotros nos fuimos para el valle de Llena Cantal con el propósito de asaltar el Tebarray que llevaba varios días comiendose la luna y ya le teníamos ganas.
Por el camino fuimos perdiendo a algunos miembros de la expedición...
Al Master en el ibón de Llena Cantal, donde también nos esperan todavía tres tabletas de chocolate derretido...
...y a Pablo en el collado de Tebarray porque las suelas casi lisas de sus botas no le daban mucha seguridad.
Pero la jabatada del día no fue esta señores. La protagonizaron por este orden Pablo Weissmüller cruzando el ibón de Renacuajos a nado y su fiel escudero Master Correcaminos acudiendo veloz hasta la otra orilla con la toalla para que no se helara nuestro héroe. Prueba superada aunque algo de betadine terminó en el dedo gordo del pie del nadador.
El jueves fue día de recoger, de que un señor con pinta de troglodita (el de la foto) atacara a parte de nuestros amigos, de bajar a Sallent, de despedidas. Pablo, Alba y Guille tiraban para Madrid mientras el Master, Borja y yo nos tirábamos a la orilla del río en busca de una sombra donde echar una cabezadita para estar un poco descansados en el concierto de por la noche. Concierto donde el Master desató su furia fiestera invocando a los dioses de las musas egipcias que acudieron a rescatarnos de un sueño pirenaico a la orilla del embalse de Lanuza para que pudiéramos disfrutar de las melodías que salían de la garganta de Natasha y de los dedos de Doctor en todo su esplendor. Pero eso es otra historia.
lo dijo elena a las 10:10 8 comentarios
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