viernes, 25 de septiembre de 2009

las chicas de la vuelta

Los ciclistas profesionales suelen ser esas personas super delgadas que recorren miles de kilometros cada temporada a lomos de una bicicleta. Los que corren más rápido llegan los primeros y por eso les dan un premio. Por un lado el reconocimiento popular de que han sido los mejores ese día y por otro un trofeo, un peluche, una botella de cava, un sombrero cordobés, botellas de vino... Depende del día y de quien esté organizando el cotarro. Todo esto ocurre en un escenario portatil que va recorriendo los mismos kilómetros pero enganchado a una cabeza de camión, mucho menos cansado. El escenario tiene una pequeña tarima o podio que es donde se sube el ganador del día para recoger los aplausos del público y el regalo de turno. Para que no se sienta solo en ese espacio tan grande, para que le den los premios y para que la foto salga bonita, se hacen acompañar de dos chicas que visten con mogollón de publicidad. Aquí es donde empieza el tema que me interesa.

La única representación femenina en las grandes vueltas ciclistas es a modo de chica-florero. Bueno, como trabajo no está mal (no sé si les pagarán mucho) pero la imagen que proyectan no es tontería. Ya que se trata de hacer de maniquí que sea con un poco más de dignidad y eso a nosotros, los que vivimos por debajo de los Pirineos no se nos da tan bien como a los que viven por encima. Los franceses para eso, como para otras muchas cosas, tienen mucha más clase.

En la Vuelta a España (salvo el último día) el podio es plano, es decir no tiene diferentes alturas. Los ciclistas no suelen ser muy altos, sin embargo las chicas sí y además llevan taconazos. Así que cada vez que el primero sube a recoger su premio del día, queda enterrado entre dos torres, a modo de sandwich. Éstas, imagino que por contrato, se empeñan en acercarse al sudoroso campeón para la foto -con lo que tienen que desprender esas axilas- y rodearles la cintura con el brazo. Total: sandwichico pestoso. Si a ello le añades el vestuario tipo bum-bum de ellas ya tienes la foto divina, que hace babear a la mayoría de los machotes que acuden a estos eventos.



En el Tour de Francia el podio es más alto en el centro, o sea para el ciclista que va a recoger el premio y más bajo para las chicas. Éstas no se acercan al sudoroso de turno para posar para la foto rodeandole con el brazo o simulando un beso en la mejilla -esto es para mí lo más chabacano-, sino que se limitan a felicitar al campeón del día y aplaudir desde su posición de podio-más-bajo-que-el-del-ciclista para salir bien en las fotos. El vestido no es aquí-hemos-venido-a-provocar.



Así que animo a la organización de la Vuelta, ya que va a meter novedades en la próxima edición, que se piense un poco lo de las chicas-podio y copie a los franceses que para eso nos llevan unos años de ventaja.

La siguiente foto es de la Vuelta a Andalucía, y a esto ya no sé cómo llamarlo.



En las vueltas femeninas, las ganadoras en el podio no están custodiadas por un par de maromos cachotas. Ellas se acompañan muy bien de otras clasificadas y a veces con un atuendo mucho más diverdido que los trajes de la Rrrenfe.

2 comentarios:

javieeer dijo...

A lo de la vuelta andaluza yo lo llamo "bessos muy falssosososs"

javieeer dijo...

Vaya, resulta que ya había comentado esto. Ni me acordaba. En fín, era sólo para decir que las chuguis están buenas...